EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 7 de agosto de 2017

DENLES USTEDES DE COMER


El Evangelio de Hoy: Mt 14,13-21

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, denles ustedes de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Tráiganmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor.

Reflexión

Los discípulos, hablando de manera realista les dicen a  Jesús: «Despide a la multitud», que se vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús entonces les ordena lo imposible: «Denles ustedes de comer». Los discípulos le hacen otra llamada al realismo: «No tenemos más que cinco panes y dos peces». No es posible alimentar con tan poco el hambre de tantos. Pero Jesús no los puede abandonar. Sus discípulos han de aprender a ser más sensibles a los sufrimientos de la gente. Por eso, les pide que le traigan lo poco que tienen.

En manos de Jesús lo poco se convierte en mucho. Aquella aportación tan pequeña e insuficiente adquiere con Jesús una fecundidad sorprendente. No hemos de olvidar los cristianos que la compasión de Jesús ha de estar siempre en el centro de sus seguidores como principio inspirador de todo lo que hacemos. Nos alejamos de Jesús siempre que reducimos la fe a un falso espiritualismo que nos lleva a desentendernos de los problemas materiales de las personas.

En nuestras comunidades cristianas son más necesarios los gestos de solidaridad que las palabras hermosas. Hemos de descubrir también nosotros que con poco se puede hacer mucho. Jesús puede multiplicar nuestros pequeños gestos solidarios y darles una eficacia grande. Lo importante es no desentendernos de nadie que necesite acogida y ayuda. Poner a la disposición de Jesús lo poco o lo mucho que tengamos.

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