EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 6 de septiembre de 2016

JESÚS, NOSOTROS Y LOS DOCE

“El Evangelio de Hoy”: Lc 6, 12-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos. Palabra del Señor.

Reflexión

Con la confianza puesta en Jesús y en su Buena Nueva, podemos añadir nuestros nombres a la lista de los doce. Sabernos escogidos, instruidos y enviados por Jesús a vivir con él su aventura de amor y de entrega. Estamos ente la  temática del discipulado. Unos son apóstoles y otros discípulos. Los apóstoles fueron llamados por Jesús para compartir su vida y su misión. El número “doce” es simbólico. Con los doce apóstoles Jesús inaugura el nuevo pueblo de Dios, el nuevo Israel por referencia a las doce tribus. Los doce, eran personas sencillas elegidas entre sus seguidores. En cuanto a los discípulos, eran muchos más. Provenían de todas las regiones de Israel para “escucharlo y sanarse de sus enfermedades”. Esto nos permite ver que los discípulos de Jesús eran gente sencilla, necesitada de sanación.
Aquí entramos nosotros con nuestra realidad personal y comunitaria; con nuestras debilidades y fortalezas, pero confiados y abandonados en la misericordia de Dios.

Jesús reconoce que el Reino de Dios no es una cuestión de individualidades, de mesianismos, y menos de autoritarismos. El Reino de Dios es una cuestión comunitaria, una cuestión compartida entre los seguidores. Todos tenemos algo que decir y hacer al ser seguidores del mismo y único Jesús. Así que abramos bien nuestros corazones, nuestros ojos y nuestros oídos para conectar con Jesús. Recordemos siempre el procedimiento de nuestro Maestro, “pasó toda la noche orando” y entonces eligió… inspirado, en relación con su Padre Dios y viviendo su misión de salvación. Ese es el camino que Jesús nos propone, la oración, la acción, la continuación de su misión.

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