EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 14 de noviembre de 2015

ORAR SIN DESANIMARSE Y TRABAJAR

“El Evangelio de Hoy”: Lc 18, 1-8

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El Evangelio de Hoy nos hace una invitación a ser personas de oración. Una vida de oración desde la realidad que vivimos tratando de mantener la serenidad y la esperanza, aunque atravesemos por momentos difíciles. Dios nos escucha y está atento a nuestra necesidad y a nuestro grito. Pero la oración necesita la fe. Dios no responde automáticamente a lo que le pedimos. Debemos mantener la fe en que él se ocupa de nosotros con amor y ternura. No desesperarnos. Orar y vivir nuestra fe en la cotidianidad de nuestra existencia nos mantendrá en contacto con Dios, con los pies en la tierra.

De manera que continuemos hacia adelante como una familia que trabaja por hacer de sus metas y objetivos, una conquista y una realidad aprovechada. La oración vivencial brota de una fe madura y comprometida. Con nuestros conflictos, dolores, angustias, alegrías, esperanzas, amor... Ya sabemos que existen grupos contrarios a la vida, personas, hasta organizadas, que apuestan al terrorismo, a la muerte como camino solución a los problemas. No nos dejemos distraer por los episodios de muertes. Confiémonos a Dios y crezcamos juntos en confianza comunitaria, trabajando por la justicia que posibilita la paz y la vida. Dios camina a nuestro lado.
Hoy más que nunca necesitamos actuar con sabiduría. No podemos dejarnos llevar por las pasiones y los enfados incontrolados. Exigir justicia una y otra vez como la viuda del evangelio, no cansarnos de decir la verdad y buscar la justicia a través de medios adecuados. Dios nos sostenga en nuestras búsquedas y La Virgen nos inspire. 

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