EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 9 de julio de 2015

Anuncio y muestra del Reino de Dios

 “El Evangelio de Hoy”: Mt 10,7-15

Lectura del santo evangelio según san Mateo:


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "vayan y proclamen que el reino de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis.
No lleven en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entren en un pueblo o aldea, averigüen quién hay allí de confianza y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en una casa saluden; si la casa se lo merece, la paz que le desean vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a ustedes. Si alguno no los recibe o no los escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudan el polvo de los pies. Les aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo." Palabra del Señor.

Reflexión

Si analizamos cómo vive la Iglesia hoy la misión encomendada por Jesús, vamos a encontrar una gran variedad de prácticas, las mayorías apartada de las recomendaciones del Maestro. Ser apóstol es salir con lo recibido gratis para ponerlo gratuitamente al servicio de la comunidad. El envío misionero consiste en anunciar que el Reino Dios está cerca. Un Reino que se hace visible cuando los ciegos ven, los cojos caminan, los tristes cantan, los temerosos confían, los abatidos recobran la esperanza, los desempleados trabajan y los pobres entonan el magníficat de la dignidad de los hijos de Dios.

Tenemos que encontrar la manera de que nuestra fe vivida como una misión comunitaria, vaya corrigiendo los males de nuestro tiempo. ¿Cuáles son los ciegos que deben ver, los cojos que deben que deben caminar, los tristes que deben cantar, los temerosos que deben confiar; conocemos los desempleados de nuestras comunidades y hacemos algo por ellos, cuál es la realidad de los pobres al interior y fuera de nuestras comunidades cristianas? Sabemos que ninguna comunidad tiene la solución para todos los problemas, pero Jesús nos envía, tenemos que ir humildemente en su nombre y accionar: vivir nuestra misión como un acompañamiento mutuo sin prejuicios de manera que podamos ser acogedores y fraternos, al estilo y modo de Jesús.

No se trata de que la comunidad escoja a unos cuantos y los segregue del común de los fieles para especializarlos, sino de que todos y todas nos Sintamos discípulos y discípulas, enviados y enviadas por Jesús, como misioneros activos, en medio de nuestras familias y comunidades, para que sientan que el amor de Dios y la solidaridad nuestra conducen y sostienen en la búsqueda de solución de los problemas…


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