EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 9 de octubre de 2014

ORAR CON CONFIANZA Y PERSEVERANCIA

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 11, 5-13

Lectura del santo evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de ustedes tiene un amigo y viene a medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada, mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos". Si el otro insiste llamando, yo les digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, halla, y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Con esta pequeña parábola del amigo inoportuno y los consejos que la acompañan: pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá, Jesús está indicando una característica importante de la oración. La oración debe ser asidua, sin desfallecer; y no tanto porque Dios requiera ser convencido, sino porque así mostramos con libertad nuestra confianza única en el Padre en medio de nuestras necesidades. Dios tiene siempre una puerta abierta para nosotros. Partiendo de la comparación: Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, y por un procedimiento común en el razonamiento rabínico, que va de lo menor a lo más grande, Jesús proclama rotundamente la motivación última de la oración confiada: ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?". El Padre del cielo, a diferencia de nosotros, que somos malos, es bueno, y no solo nos dará cosas buenas sino su gran don: el Espíritu Santo. El don de Dios desborda por la gratuidad de su amor y la abundancia de su comunicación lo que apenas nos atrevemos a pedir en oración. Sigamos pidiendo, buscando, y llamando, sin cansarnos, siempre encontraremos atención de primera clase en Jesús. Crezcamos en la oración activa.

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