”El Evangelio de Hoy”:
Juan 10,1-10
Lectura del Santo Evangelio según San Juan.
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:Les aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas,
sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por
la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca
fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas
lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán
de él, porque no conocen la voz de los extraños.Jesús, les puso esta comparación, pero
ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido
antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.Yo
soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y
encontrará pastos.El ladrón no entra sino para robar y matar y
hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús propone a un grupo de
fariseos un relato metafórico en el que critica con dureza a los dirigentes
religiosos de Israel. La escena está tomada de la vida pastoril. El rebaño está
recogido dentro de un aprisco, rodeado por un vallado o un pequeño muro,
mientras un guarda vigila el acceso. Jesús centra precisamente su atención
sobre esa «puerta» que permite llegar hasta las ovejas.
Hay dos maneras de entrar en
el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer con el rebaño. Si alguien
se acerca al redil y «no entra por la puerta», sino que salta «por
otra parte», es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar a su
rebaño. Es «un extraño» que viene a «robar, matar y hacer daño».
La actuación del verdadero
pastor es muy diferente. Cuando se acerca al redil, «entra por la puerta»,
va llamando a las ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las saca fuera
y, cuando las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando delante de
ellas hacia los pastos donde se podrán alimentar. Las ovejas lo siguen porque
reconocen su voz.
¿Qué secreto se encierra en
esa “puerta” que legitima a los verdaderos pastores que pasan por ella y que
desenmascara a los extraños que entran «por otra parte», no para cuidar
del rebaño sino para hacerle daño? Los fariseos no entienden de qué les está
hablando aquel Maestro.
Entonces Jesús les da la clave
del relato: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Quienes
entran por el camino abierto por Jesús y le siguen viviendo su evangelio, son
verdaderos pastores: sabrán alimentar a la comunidad cristiana. Quienes entran
en el redil dejando de lado a Jesús e ignorando su causa, son pastores
extraños: harán daño al pueblo cristiano.
En no pocas Iglesias estamos
sufriendo todos mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Las relaciones entre
la Jerarquía y el pueblo cristiano se viven con frecuencia de manera recelosa,
crispada y conflictiva: hay obispos que se sienten rechazados; hay sectores
cristianos que sienten marginados.
Sería demasiado fácil
atribuirlo todo al autoritarismo abusivo de la Jerarquía o a la insumisión
inaceptable de los fieles. La raíz es más profunda y compleja. Hemos creado una
situación muy difícil. Hemos perdido la paz. Vamos a necesitar cada vez más a
Jesús.
Hemos de hacer crecer entre
nosotros el respeto mutuo y la comunicación, el diálogo y la búsqueda sincera
de verdad evangélica. Necesitamos respirar cuanto antes un clima más amable en
la Iglesia. No saldremos de esta crisis si no volvemos todos al espíritu de
Jesús. El es “la Puerta”.
Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
lunes, 30 de abril de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
VIVIR LA HUMANIDAD DE JESÚS
“El Evangelio de
Hoy”:Juan 6,52-59
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
En aquel tiempo, disputaban los judíos
entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús
les dijo: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no
beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo
por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que
ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron; el
que come este pan vivirá para siempre." Esto lo dijo Jesús en la sinagoga,
cuando enseñaba en Cafarnaúm. Palabra del Señor.
Reflexión.
En el Evangelio de Hoy,
Jesús nos dice que él entrega su carne y
su sangre por la vida del mundo. Cuando este evangelista habla de “carne”
se está refiriendo sencillamente al “hombre”, al ser humano real y
concreto que se encuentra inmerso en la historia, al ser humano en toda su
fragilidad. Ser “carne” es vivir como persona, sentir como hombre; es
tener un cuerpo mediante el cual es posible expresarse. Jesús entonces es carne
y hueso, es un ser humano, es un hombre real que se entrega totalmente por
nosotros, porque comprende su existencia orientada no para sí mismo, sino para
los otros. Por lo tanto, cuando Jesús afirma que es necesario “comer” su
carne y “beber” su sangre para tener vida eterna, está diciendo que es
fundamental identificarnos, unirnos profundamente a él, ya que él nos comunica
la vida y, al unirnos a él, aprendemos a actuar como él. – Todo lo anterior nos
lleva a reflexionar sobre nuestra participación en el sacramento de la
Eucaristía, pues dicho sacramento significa entregar nuestras vidas por una
sola causa: ser “carne” para la vida del mundo. Cuando comulgamos,
¿somos conscientes del compromiso que se desprende de la participación en la
mesa eucarística?
Tomen, coman todos de él,
esto es mi cuerpo; tomen, beban todos del cáliz de la alianza nueva y
eterna. Comer y beber a Jesús significa dejarnos llenar de su vida integral, de
lo que dice y hace y de lo que lo motiva a ser como es.
jueves, 26 de abril de 2012
JESÚS ES EL PAN QUE NOS PERMITE SEGUIRLO
“El Evangelio de Hoy”: Juan 6,44-51
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
"Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo
lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos
discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende
viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de
Dios: ése ha visto al Padre. Se lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy
el pan de la vida. Su padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste
es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy
el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Palabra del Señor.
Reflexión.
En “el Evangelio de Hoy” Jesús reafirma que Él es
el pan de vida. Si los antepasados que comieron el maná en el desierto
murieron, ahora quienes coman del nuevo pan de vida plena participarán de la
resurrección. Aquí la resurrección no se entiende, como en la mentalidad de los
fariseos, un premio por el estricto cumplimiento de la ley. Con Jesús la vida
en abundancia es fruto de la configuración con Él y con su proyecto histórico.
Es bueno recordar que participar del proyecto de
Jesús es asimilar los valores de su mensaje, las razones de su lucha, la
obediencia incondicional al proyecto salvador de Dios, y los riesgos que se
corren como consecuencia de un compromiso radical. No se puede ir tras de Jesús
sólo por conveniencia o simple tradición; ésa es la característica de una fe
desencarnada, lejana a toda opción auténticamente cristiana. Participar en este
caso quiere decir estar a la escucha de su voluntad para afrontar nuestra
realidad de hoy buscando transformarla.
En este tiempo que la vida en el mundo se ve
amenazada y se levantan estructuras injustas que la mayoría de las veces se
fundan en la mentira y la muerte de los pobres, es necesario más necesario que
nunca optar abiertamente y con radicalidad por la causa de Jesús: El reino de
Dios, donde los seres humanos, especialmente los pobres, tengan vida en
abundancia. Trabajar por la igualdad de condiciones.
Pidámosle al Señor que nos acompañe con su Espíritu
transformador para que tengamos las fuerzas y ganas necesarias para
comprometernos en su seguimiento, superando nuestros miedos y comodidades. Dios
nos inspire confianza y entrega.
miércoles, 25 de abril de 2012
SAN MARCOS EVANGELISTA
“El Evangelio de Hoy”: Marcos
16,15-20
Lectura del santo evangelio según
san Marcos:
En aquel tiempo, se apareció Jesús a
los Once y les dijo: "Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a
toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a
creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán
demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos
y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los
enfermos, y quedarán sanos."
Después de hablarles, el Señor Jesús
subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el
Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las
señales que los acompañaban. Palabra del Señor.
Reflexión
1. ¡Que Hablen los Hechos!
1.1 Marcos es el evangelista que
pareciera tener como consigna esta frase: ¡Que hablen los hechos! Su texto, en
efecto, tiene un gran porcentaje de relatos sobre las obras de Cristo, incluso
en una mayor proporción que la que otorga a los discursos del Señor.
1.2 Por eso la lectura del Evangelio
según san Marcos es dinámica y fluye con naturalidad y con fuerza. Su mensaje
presenta los datos fundamentales: una humanidad necesitada de salvación y un
enviado, Jesucristo, como lugar para recibir esa salvación.
1.3 La noción de salvación que surge de
una lectura del texto de Marcos es sencilla. Cristo ha venido a vencer a todo
aquello que nos frena, nos duele, nos retrasa, nos encarcela. No enfatiza él en
la diferencia entre lo físico y lo espiritual, o entre lo emocional y lo
racional, o entre lo más trascendente y los más próximo o perecedero. Para
Cristo, según esta mirada, todo tiene importancia y todo se convierte en
ocasión de recibir la salvación.
2. ¿Y quién era este Marcos?
2.1 Juan Marcos, pues ambos nombres
tenía, fue compañero de la labor evangelizadora de Pablo y luego de Pedro. La
primera lectura de hoy nos recuerda el estrecho vínculo de discipulado y cálida
amistad que se forjó entre Marcos y Pedro, con lo cual queda insinuado que es
el testimonio y son los recuerdos mismos de Pedro los que seguramente emergen
en el evangelio que nosotros llamamos "de Marcos."
2.2 Marcos tuvo algunas tensiones y
desavenencias con Pablo, según consta en Hch 13,13 y Hch 15,36-40. Estos hechos
no debemos esconderlos ni tienen por qué escandalizarnos. Las diferencias
fueron sobre todo en asuntos prácticos: adónde dirigirse, qué recorrido tomar,
a quiénes ir primero en la evangelización.
2.3 Lo que sí podemos aprender de esas
tensiones es que estos hombres santos eran todos gente de carne y hueso; gente
además con una gran capacidad de liderazgo y de resolución. Creer en Dios no
los hizo tontos sino que elevó sus dones naturales a unas alturas inmensas, de
donde recibieron la luz que luego nos han comunicado. (Casa Para Tu fe Católica. Homilía de Fray Nelson Medina O.P.)
martes, 24 de abril de 2012
JESUS ES EL VERDADERO MANÁ
“El Evangelio de Hoy”: Juan 6,30-35
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús:
"¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu
obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito:
"Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Les
aseguro que no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi Padre el
que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del
cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre
de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que
viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed." Palabra
del señor.
Reflexión.
Jesús se presenta como el Pan de Vida
pero la multitud sigue sin entender el sentido profundo de los signos
realizados por Él; no entiende su obrar en el mundo, ya que “no han visto el
signo”. Las preguntas suscitadas entre la gente evidencian su falta de fe; ven
a Jesús como un hombre con poder, pero no lo perciben como el Hijo de Dios; por
ello exigen de él señales milagrosas para creer, tanto es así que la gente
insinúa que sus milagros son inferiores a los realizados por Moisés, pues éste
no dio de comer a una multitud una sola vez, sino durante muchos días en el
desierto.
¿Cuántos días les duraba aquel pan? ¿Alguien
de los que comió el maná vivió para siempre?... ya lo decíamos ayer, no se
trata de comer, no estamos en el mundo para comer y luego morir sino para vivir
para siempre, a eso tenemos que aspirar y para eso tenemos que trabajar nuestra
fe en la resurrección.
Tampoco olvidemos que, el pan que
comieron los antepasados de este grupo de judíos no fue otorgado por Moisés,
sino por el mismo Dios, quien ahora se lo otorga a través de su Hijo. Jesús es
el verdadero pan, el alimento que mantiene al ser humano sujeto a la vida. Él
es quien realmente conduce al pueblo hacia la tierra prometida, hacia una vida
plena y abundante. Pero, para que así sea, es necesario creer en Jesús, tener
fe en Él y aceptarlo como el verdadero pan de la vida, como aquel que alienta
constantemente nuestra esperanza. Siguiendo a Jesús venceremos el miedo y la
muerte como él.
lunes, 23 de abril de 2012
FE Y CONCIENCIA
“El Evangelio de Hoy”: Juan 6,22-29
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
Después que Jesús hubo saciado a cinco
mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día
siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no
había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus
discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas
lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre
el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni
Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en
busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Se lo
aseguro, me buscan, no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta
saciaros. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que
perdura para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; pues a éste lo
ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras
tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús:
"La obra que Dios quiere es ésta: que crean en el que él ha enviado."
Palabra del Señor.
En el Evangelio de Hoy Jesús quiere
hacer caer en cuenta a sus seguidores de
la necesidad de tener metas y objetivos duraderos. No podemos conformarnos con
comer y acomodarnos. La conciencia crítica es muy importante para el
desarrollo, la realización y la salvación de la persona. Este relato se conecta
profundamente con lo que el filósofo Hegel, en su momento, afirmaba con
relación a la importancia de la historia: El destino del espíritu es hacerse
consciente de sí mismo.
Ahora que estamos en medio de una
campaña electoral (en República Dominicana, en Francia, en Estados Unidos, en
Venezuela, entre otros países) no podemos quedarnos en acciones coyunturales.
Todo el que come hoy necesita volver a comer mañana, eso no resuelve, no podemos
vivir para comer. Nuestra conciencia no puede ser empeñada a cambio de cosas
que pasan. Jesús recrimina a esa multitud de seguidores-entusiastas porque no
son conscientes de lo que están haciendo; no han comprendido el sentido
último de los signos realizados (multiplicación de los panes y caminar sobre
las aguas); están interesados únicamente en los beneficios que pueden recibir
del mismo Jesús. Esta multitud no busca al Maestro, quien es la luz y la vida;
sólo buscan el alimento transitorio, aquel que mantiene nuestra vida
terrena-biológica.
¿Cómo combinar nuestras acciones y
reacciones de manera que alcancen trascendencia? Está claro que tenemos unas necesidades
básicas que satisfacer, pero satisfacer estas necesidades no da sentido a
nuestra vida. El interés de Jesús es que sus seguidores puedan encontrar en él
el alimento que otorga el sentido pleno a la existencia y a la historia (Dios),
y que puedan recuperar la dignidad y la vida que el poder de dominio de algunos
pocos les ha arrebatado. La misión de la Iglesia hoy es despertar la conciencia
crítica del ser humano, ayudarlo a ser consciente de su historia y de su
existencia en el mundo. Que Jesús
Resucitado nos acompañe y ayude a centrarnos en o esencial en medio de nuestras
necesidades y curiosidades.
domingo, 22 de abril de 2012
TESTIGOS
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 24,35-48
Lectura del santo
evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo,
contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se
presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a ustedes." Llenos
de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué se
alarman?, ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy
yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y
huesos, como ven que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los
pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
"¿Tienen algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado.
Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que les decía
mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los
profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el
entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba
escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y
en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto." Palabra
del Señor.
Reflexión invitada.
Testigos:
Lucas
describe el encuentro del Resucitado con sus discípulos como una experiencia
fundante. El deseo de Jesús es claro. Su tarea no ha terminado en la cruz.
Resucitado por Dios después de su ejecución, toma contacto con los suyos para
poner en marcha un movimiento de “testigos” capaces de contagiar a todos los
pueblos su Buena Noticia: “Vosotros sois mis testigos”.
No es
fácil convertir en testigos a aquellos hombres hundidos en el desconcierto y el
miedo. A lo largo de toda la escena, los discípulos permanecen callados, en
silencio total. El narrador solo describe su mundo interior: están llenos de
terror; solo sienten turbación e incredulidad; todo aquello les parece
demasiado hermoso para ser verdad.
Es
Jesús quien va a regenerar su fe. Lo más importante es que no se sientan solos.
Lo han de sentir lleno de vida en medio de ellos. Estas son las primeras
palabras que han de escuchar del Resucitado: “Paz a vosotros… ¿Por qué
surgen dudas en vuestro interior?”.
Cuando
olvidamos la presencia viva de Jesús en medio de nosotros; cuando lo hacemos
opaco e invisible con nuestros protagonismos y conflictos; cuando la tristeza
nos impide sentir todo menos su paz; cuando nos contagiamos unos a otros pesimismo
e incredulidad… estamos pecando contra el Resucitado. No es posible una Iglesia
de testigos.
Para
despertar su fe, Jesús no les pide que miren su rostro, sino sus manos y sus
pies. Que vean sus heridas de crucificado. Que tengan siempre ante sus ojos su
amor entregado hasta la muerte. No es un fantasma: “Soy yo en persona”. El
mismo que han conocido y amado por los caminos de Galilea.
Siempre
que pretendemos fundamentar la fe en el Resucitado con nuestras elucubraciones,
lo convertimos en un fantasma. Para encontrarnos con él, hemos de recorrer el
relato de los evangelios: descubrir esas manos que bendecían a los enfermos y
acariciaban a los niños, esos pies cansados de caminar al encuentro de los más
olvidados; descubrir sus heridas y su pasión. Es ese Jesús el que ahora vive
resucitado por el Padre.
A
pesar de verlos llenos de miedo y de dudas, Jesús confía en sus discípulos. Él
mismo les enviará el Espíritu que los sostendrá. Por eso les encomienda que
prolonguen su presencia en el mundo: “Vosotros sois testigos de esto”.
No han de enseñar doctrinas sublimes, sino contagiar su experiencia. No han de
predicar grandes teorías sobre Cristo sino irradiar su Espíritu. Han de hacerlo
creíble con la vida, no solo con palabras. Este es siempre el verdadero
problema de la Iglesia: la falta de testigos. José
Antonio Pagola.
viernes, 20 de abril de 2012
COMO JESÚS, HAGAMOS ALGO
“El Evangelio de Hoy”: Juan 6,1-15
Lectura del santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo."
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Digan a la gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. Palabra del Señor- Reflexión El milagro de la multiplicación de los panes no nos habla solamente de comida para saciar el hambre, nos cuenta la sensibilidad de Jesús frente a los necesitados. El pasar hambre no es algo natural. Dios nos ha creado para que vivamos bien. Cuando se pasa hambre es que algo anda mal, no se comparte, no se ponen los bienes existentes al servicio de las personas. El hecho es que Jesús no se queda indiferente cuando ve las necesidades de la gente sino que reacciona buscando solución. Frente a las crisis que se viven en el mundo ¿Qué hacemos nosotros para ayudar a las personas a sobre vivir dignamente? Ponemos muchas excusas para no hacer nada. Sabemos que no tenemos la solución, no podemos arreglar todo lo que está mal, pero no por ello podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando una solución milagrosa y grandiosa. ¿Cómo vamos a acabar con el hambre, como vamos a resolver el problema de la inseguridad ciudadana, como vamos a mejorar el estado de violencia de todo tipo que se sufre en nuestros pueblos? ¿Cuántos años nos llevaría acabar con la corrupción administrativa? ¿Y para cambiar la manera clientelista e irresponsable de hacer política, tendrá solución todavía? No podemos cerrar los ojos o dormirnos por no tener “la solución”. Algo se puede hacer siempre a favor de los demás y contando con ellos mismos.
Felipe simboliza la impotencia de los pobres, pues ni con medio año de jornal se puede dar de comer a tanta gente. Andrés presenta a Jesús una alternativa diferente al comprar, pero se da cuenta de que, aunque haya un muchacho dispuesto a compartir lo que tiene, no es suficiente para cambiar la realidad; el sistema es más fuerte y es casi imposible independizarse de él. Sin embargo, el milagro comienza cuando se comparte lo poco que se tiene, cuando comprendemos que los bienes que poseemos no nos pertenecen; que son dones recibidos de Dios y, por lo tanto, deben ser compartidos con toda la humanidad. Quizás no resolvamos todo pero estamos llamados a compartir, a no darle más importancia a nuestros bienes que a las personas.
Gracias por sus oraciones por los Misioneros del Sagrado Coarazón. Ya terminó la semana de estudio y evaluación.
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Digan a la gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. Palabra del Señor- Reflexión El milagro de la multiplicación de los panes no nos habla solamente de comida para saciar el hambre, nos cuenta la sensibilidad de Jesús frente a los necesitados. El pasar hambre no es algo natural. Dios nos ha creado para que vivamos bien. Cuando se pasa hambre es que algo anda mal, no se comparte, no se ponen los bienes existentes al servicio de las personas. El hecho es que Jesús no se queda indiferente cuando ve las necesidades de la gente sino que reacciona buscando solución. Frente a las crisis que se viven en el mundo ¿Qué hacemos nosotros para ayudar a las personas a sobre vivir dignamente? Ponemos muchas excusas para no hacer nada. Sabemos que no tenemos la solución, no podemos arreglar todo lo que está mal, pero no por ello podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando una solución milagrosa y grandiosa. ¿Cómo vamos a acabar con el hambre, como vamos a resolver el problema de la inseguridad ciudadana, como vamos a mejorar el estado de violencia de todo tipo que se sufre en nuestros pueblos? ¿Cuántos años nos llevaría acabar con la corrupción administrativa? ¿Y para cambiar la manera clientelista e irresponsable de hacer política, tendrá solución todavía? No podemos cerrar los ojos o dormirnos por no tener “la solución”. Algo se puede hacer siempre a favor de los demás y contando con ellos mismos.
Felipe simboliza la impotencia de los pobres, pues ni con medio año de jornal se puede dar de comer a tanta gente. Andrés presenta a Jesús una alternativa diferente al comprar, pero se da cuenta de que, aunque haya un muchacho dispuesto a compartir lo que tiene, no es suficiente para cambiar la realidad; el sistema es más fuerte y es casi imposible independizarse de él. Sin embargo, el milagro comienza cuando se comparte lo poco que se tiene, cuando comprendemos que los bienes que poseemos no nos pertenecen; que son dones recibidos de Dios y, por lo tanto, deben ser compartidos con toda la humanidad. Quizás no resolvamos todo pero estamos llamados a compartir, a no darle más importancia a nuestros bienes que a las personas.
Gracias por sus oraciones por los Misioneros del Sagrado Coarazón. Ya terminó la semana de estudio y evaluación.
jueves, 19 de abril de 2012
CREER = VIDA ETERNA
“El Evangelio de Hoy”: Juan 3,31-36
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
El que viene de lo alto está por encima
de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que
viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da
testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica
la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no
da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.
El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. Palabra del Señor.
Reflexión.
El
evangelio de hoy, en el lenguaje característico del evangelista San Juan, nos presenta un punto
que es fundamental a la hora de vivir con pertenencia la experiencia de fe en
Jesús de Nazaret; este punto es la libertad.
Juan hace énfasis en que el creer o no creer no depende de circunstancias
externas a la persona, sino que depende sustancialmente del proceso de
discernimiento que cada hombre y mujer realiza, según sus opciones y principios
de vida.
Nuestro
final, salvación o exclusión, no hay que verlo como una acción que procede del
mismo Dios, sino como un hecho que nace en el interior de cada uno, pues está
claro que el proyecto del Padre es una propuesta y no una obligación. Queda a
merced del ser humano vincularse o no a esta propuesta; si lo hace, significa
entrar en una relación con Dios, que conducirá a una plena participación en su
vida y en su promesa; no hacerlo equivale a despreciar una oferta de amor, a
auto-excluirse de la vida y a auto-juzgarse como un ser que aborrece la luz.
En esta cincuentena de Pascua, es importante
para nosotros discernir las razones por las que hemos elegido el camino de la
luz, y, obviamente, expresar esas razones a través del amor que hemos recibido
de Dios y que dedicamos a nuestros hermanos y hermanas, especialmente a quienes
más necesitan de nuestro servicio y animación. Continuemos abiertos al Espíritu del Resucitado, así sentiremos su
fuerza vital y viviremos por él.
miércoles, 18 de abril de 2012
PASCUA = TRANSFORMACIÓN, DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ
“El Evangelio de Hoy” Juan 3,16-21
Lectura del santo evangelio según san Juan.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y este es el juicio: que la luz vino
al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones
eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz
para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a
la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
Palabra del señor.
Reflexión
El evangelio de hoy nos sigue presentando a Jesús y su conversación con Nicodemo.
Dios como Padre generoso que, por el amor sin límite que tiene al ser humano,
nos entrega a su propio Hijo. No cabía en la mentalidad de los judíos, que
esperaban la manifestación de Dios por medio de cataclismos cósmicos. Jesús, al
contrario, se nos manifiesta en su amor universal, que se concreta en el
servicio al pobre y en su aprecio por los excluidos, los frágiles, los débiles,
etc.
El símbolo de la luz, que vence las tinieblas, es de los predilectos de Juan. Esta
lucha entre la luz y las tiniebla expresan el permanente conflicto entre las
acciones del hombre, portadoras de vida, y las que conducen a la muerte.
La luz se identifica con la: búsqueda de la verdad, defensa de la dignidad del ser humano, * experiencia de una vida en plenitud. La tiniebla se
asimila a la violencia, opresión, explotación, marginación, alienación, etc.
La luz convierte la vida humana en camino gozoso de encuentros continuos con
Dios y con la comunidad.
La tiniebla nos manifiesta la angustia, que producen: -la ambición del poder;
-el deseo de dominar a otros, la desesperanza. Jesús ha venido a transformar la realidad de acuerdo a la voluntad de Dios que es la vida. Hoy somos nosotros los enviados a continuar esta misión de transformación. Necesitamos cambiar nuestra forma de pensar para comenzar a transformar nuestra existencia renaciendo a una vida nueva y en plenitud.Los que hemos asumido como proyecto de vida el amor cristiano tenemos la obligación de ser testigos de la luz, por medio de la solidaridad y la fraternidad.
-el deseo de dominar a otros, la desesperanza. Jesús ha venido a transformar la realidad de acuerdo a la voluntad de Dios que es la vida. Hoy somos nosotros los enviados a continuar esta misión de transformación. Necesitamos cambiar nuestra forma de pensar para comenzar a transformar nuestra existencia renaciendo a una vida nueva y en plenitud.Los que hemos asumido como proyecto de vida el amor cristiano tenemos la obligación de ser testigos de la luz, por medio de la solidaridad y la fraternidad.
martes, 17 de abril de 2012
EL ESPÍRITU LIBERADOR
El Evangelio de Hoy”: Juan 3,5a.7b-15
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijo Jesús a
Nicodemo: "Tienen que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes
su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha
nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder
eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes?
Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos
testimonio, y no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de la
tierra, ¿cómo creerán cuando les hable del cielo? Porque nadie ha subido al
cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés
elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del
hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna." Palabra del
Señor.
Reflexión.
El Espíritu actúa en todo tiempo y en todo lugar; es una fuerza que
dinamiza la vida de los seres humanos haciendo todo nuevo en ellos. La
actuación del Espíritu es entonces misteriosa como la del viento; no se sabe
dónde inicia y dónde termina, pero está ahí, junto a nosotros. Esta acción
“misteriosa” y renovadora es la que no entiende Nicodemo; no entiende cómo
actúa el Espíritu vivificador. Jesús representa la novedad de Dios; él es quien
da verdadero testimonio de la acción liberadora del Espíritu; es quien expresa
fielmente la voluntad de Dios; sin embargo, los judíos no quieren aceptar este
testimonio. Vemos en este relato que Jesús es el único Revelador que ha bajado
del cielo a comunicar la voluntad del Padre; él es quien ha asumido plenamente
el compromiso recibido por el bautismo, a través del Espíritu, y por ello
anuncia de antemano el camino que conduce a la salvación. La serpiente
levantada en el desierto (que representa la glorificación mediante la Cruz) es
la figura más clara que emplea Juan para explicar el misterio de la salvación y
su finalidad, que consiste en dar vida eterna a todo aquel que crea en él.
lunes, 16 de abril de 2012
RESURRECCIÓN: NACER DE NUEVO
“El Evangelio de Hoy”: Juan 3,1-8
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe
judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: "Rabí, sabemos que has
venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que
tú haces si Dios no está con él." Jesús le contestó: "Te lo aseguro,
el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios." Nicodemo le
pregunta: "¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por
segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?" Jesús le contestó:
"Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en
el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es
espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tienen que nacer de
nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Palabra
del Señor.
Reflexión.
El Evangelio de hoy nos presenta a este
fariseo buscador de Dios. Nicodemo tenía su trayectoria de vida y de fe dentro
de su tradición judía. No se conforma con lo alcanzado en su andadura espiritual
sino que se interesa por Jesús y su mensaje, al igual que otros fariseos de su
tiempo. El hecho de que el texto nos
presente a Nicodemo yendo de noche a ver a Jesús, refleja sus miedos, su
indecisión y prudencia frente a lo institucional y normal en su época. Si se
acerca durante el día puede ser visto y acusado de deserción de su fe judía y
farisea.
Nosotros también tenemos nuestro camino
hecho hasta ahora, hemos avanzado hasta hoy de manera consciente en nuestra
búsqueda espiritual. Pero no podemos estar tranquilos, tenemos que seguir
andando, buscando, intentando vivir nuestra misión de Seguir a Jesús, en medio
de nuestra historia frenada por crisis múltiples y globales. Somos llamados a
nacer de nuevo. Esto no es nada fácil. Necesitamos contar con la fuerza del
Resucitado para poder dejarnos cambiar de acuerdo con Jesús y su proyecto. El
efecto de quedarnos instalados en nuestras concepciones y maneras de ser y
practicar nuestra fe es como quedar en el sepulcro, sin vida, sin novedad. No basta
querer, hay que ir dando pasos aunque sean cortos, hacia la verdadera entrega
que libera del miedo y las falsas prudencias para estar dispuestos y dispuestas
a hacer la voluntad de Dios.
Reconocer las obras de Jesús no es
suficiente para comprender plenamente el sentido de su misión; hace falta algo
más, hace falta “nacer de nuevo”. Cuando Jesús habla de un nuevo
nacimiento desde “arriba”, se refiere a cambiar por completo la
mentalidad común de comprender a Dios y a los seres humanos; es necesario
asumir una nueva mentalidad, nuevos comportamientos y nuevas actitudes que
permitan encarnar la lógica del Reino de Dios.
Como sabemos que no es una tarea simple,
pidámosle juntos al Señor que nos permita sentirlo siempre a nuestro lado para
que no nos paralice el miedo y las limitaciones propias de nuestra condición y
podamos seguir a Jesús con alegría de manera sincera y transparente.
Esta semana les pido una oración
especial por los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús de la Provincia de la República
Dominicana que nos encontramos reunidos en el Monte de Oración de San Víctor,
Moca, en una semana de estudio y evaluación que terminará el viernes con la
elección de un nuevo “Superior Provincial”. Este último es el encargado de
coordinar el grupo y animarlo en su misión por un período de tres años.
domingo, 15 de abril de 2012
RECORRIDO HACIA LA FE
“El Evangelio de Hoy”: Juan 20,19-31
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
Al anochecer de aquel día, el primero de
la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por
miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
"Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el
costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús
repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió
yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
"Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Tomás, uno de los Doce, llamado el
Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le
decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo
en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los
clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro
los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se
puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás:
"Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado;
y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y
Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos
los que crean sin haber visto."
Muchos otros signos, que no están
escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han
escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que,
creyendo, tengáis vida en su nombre. Palabra del Señor.
Reflexión invitada.
RECORRIDO HACIA LA
FE
Estando ausente Tomás, los discípulos de Jesús han tenido una experiencia
inaudita. En cuanto lo ven llegar, se lo comunican llenos de alegría: “Hemos visto al Señor”.
Tomás los escuchas con escepticismo. ¿Por qué les va creer algo tan absurdo?
¿Cómo pueden decir que han visto a Jesús lleno de vida, si ha muerto
crucificado? En todo caso, será otro.
Los discípulos le dicen que les ha mostrado las heridas de sus manos y su
costado. Tomás no puede aceptar el testimonio de nadie. Necesita comprobarlo
personalmente: “Si no veo en
sus manos la señal de sus clavos… y no meto la mano en su costado, no lo creo”.
Solo creerá en su propia experiencia.
Este discípulo que se resiste a creer de manera ingenua, nos va a enseñar
el recorrido que hemos de hacer para llegar a la fe en Cristo resucitado los
que ni siquiera hemos visto el rostro de Jesús, ni hemos escuchado sus
palabras, ni hemos sentido sus abrazos.
A los ocho días, se presenta de nuevo Jesús a sus discípulos.
Inmediatamente, se dirige a Tomás. No critica su planteamiento. Sus dudas no
tienen nada de ilegítimo o escandaloso. Su resistencia a creer revela su
honestidad. Jesús le entiende y viene a su encuentro mostrándole sus heridas.
Jesús se ofrece a satisfacer sus exigencias: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano, aquí
tienes mi costado”. Esas heridas, antes que “pruebas” para
verificar algo, ¿no son “signos” de su amor entregado hasta la muerte? Por eso,
Jesús le invita a profundizar más allá de sus dudas: “No seas incrédulo, sino creyente”.
Tomás renuncia a verificar nada. Ya no siente necesidad de pruebas. Solo
experimenta la presencia del Maestro que lo ama, lo atrae y le invita a
confiar. Tomás, el discípulo que ha hecho un recorrido más largo y laborioso
que nadie hasta encontrarse con Jesús, llega más lejos que nadie en la hondura
de su fe: “Señor mío y Dios
mío”. Nadie ha confesado así a Jesús.
No hemos de asustarnos al sentir que brotan en nosotros dudas e
interrogantes. Las dudas, vividas de manera sana, nos salvan de una fe superficial
que se contenta con repetir fórmulas, sin crecer en confianza y amor. Las dudas
nos estimulan a ir hasta el final en nuestra confianza en el Misterio de Dios
encarnado en Jesús.
La fe cristiana crece en nosotros cuando nos sentimos amados y atraídos por
ese Dios cuyo Rostro podemos vislumbrar en el relato que los evangelios nos
hacen de Jesús. Entonces, su llamada a confiar tiene en nosotros más fuerza que
nuestras propias dudas. “Dichosos
los que crean sin haber visto”. José Antonio Pagola.
viernes, 13 de abril de 2012
SIN JESÚS NO ES POSIBLE
“El Evangelio de Hoy”: Juan
21,1-14
Lectura del santo evangelio según
san Juan:
En aquel tiempo, Jesús se apareció
otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta
manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de
Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les
dice: "Me voy a pescar." Ellos contestan: "Vamos también
nosotros contigo." Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron
nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los
discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: "Muchachos, ¿tienen
pescado?" Ellos contestaron: "No." Él les dice: "Echen la
red a la derecha de la barca y encontrarán." La echaron, y no tenían
fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús
tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor." Al oír que era el Señor,
Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás
discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos
cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas
con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: "Traigan de los peces
que acaban de coger." Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la
orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran
tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: "Vamos, almuercen."
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían
bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el
pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos,
después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
Reflexión.
SIN JESÚS NO ES POSIBLE
El encuentro de
Jesús resucitado con sus discípulos junto al lago de Galilea está descrito con
clara intención catequética. En el relato subyace el simbolismo central de la
pesca en medio de mar. Su mensaje no puede ser más actual para los cristianos:
sólo la presencia de Jesús resucitado puede dar eficacia al trabajo
evangelizador de sus discípulos.
El relato nos
describe, en primer lugar, el trabajo que los discípulos llevan a cabo en la
oscuridad de la noche. Todo comienza con una decisión de Simón Pedro: «Me voy a
pescar». Los demás discípulos se adhieren a él: «También nosotros nos vamos
contigo». Están de nuevo juntos, pero falta Jesús. Salen a pescar, pero no se
embarcan escuchando su llamada, sino siguiendo la iniciativa de Simón Pedro.
El narrador deja
claro que este trabajo se realiza de noche y resulta infructuoso: «aquella
noche no cogieron nada». La «noche» significa en el lenguaje del evangelista la
ausencia de Jesús que es la Luz. Sin la presencia de Jesús resucitado, sin su
aliento y su palabra orientadora, no hay evangelización fecunda.
Con la llegada del
amanecer, se hace presente Jesús. Desde la orilla, se comunica con los suyos
por medio de su Palabra. Los discípulos no saben que es Jesús. Sólo lo
reconocerán cuando, siguiendo dócilmente sus indicaciones, logren una captura
sorprendente. Aquello sólo se puede deber a Jesús, el Profeta que un día los
llamó a ser “pescadores de hombres”.
La situación de no
pocas parroquias y comunidades cristianas es crítica. Las fuerzas disminuyen.
Los cristianos más comprometidos se multiplican para abarcar toda clase de
tareas: siempre los mismos y los mismos para todo. ¿Hemos de seguir
intensificando nuestros esfuerzos y buscando el rendimiento a cualquier precio,
o hemos de detenernos a cuidar mejor la presencia viva del Resucitado en
nuestro trabajo?
Para difundir la
Buena Noticia de Jesús y colaborar eficazmente en su proyecto, lo más
importante no es “hacer muchas cosas”, sino cuidar mejor la calidad humana y
evangélica de lo que hacemos. Lo decisivo no es el activismo sino el testimonio
de vida que podamos irradiar los cristianos.
No podemos
quedarnos en la “epidermis de la fe”. Son momentos de cuidar, antes que nada,
lo esencial. Llenamos nuestras comunidades de palabras, textos y escritos, pero
lo decisivo es que, entre nosotros, se escuche a Jesús. Hacemos muchas
reuniones, pero la más importante es la que nos congrega cada domingo para
celebrar la Cena del Señor. Sólo en él se alimenta nuestra fuerza
evangelizadora. José Antonio Pagola.
jueves, 12 de abril de 2012
JESÚS ESTÁ VIVO
“El Evangelio de Hoy”: Lucas
24,35-48
Lectura del santo evangelio según
san Lucas:
En aquel tiempo, contaban los
discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a
Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta
Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a ustedes." Llenos de miedo
por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué se alarman?,
¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy yo en
persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos,
como ven que yo tengo."
Dicho esto, les mostró las manos y
los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les
dijo: "¿Tienen ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de
pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo
que les decía mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de
Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse."
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
"Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos
al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los
pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de
esto."
Reflexión.
Es evidente que el evangelista quiere afirmar, a través de este relato,
que el resucitado es el mismo Jesús de Nazaret que anunció con autoridad la
Buena Nueva del Reino; que no es un cadáver reanimado, sino que realmente es el
mismo Señor, quien, gracias a la resurrección, se vinculó plenamente a la vida
divina del Padre. Obviamente el evangelista es consciente de que Jesús no está
sujeto ya a las limitaciones de un cuerpo; sin embargo, debido a la comprensión
judía de la realidad que es siempre particular y concreta, es necesario
insistir en la corporalidad del Jesús resucitado; por eso, en este relato Jesús
habla, camina y come. La resurrección, entonces, fue un hecho histórico, en el
sentido de que realmente sucedió, pero no lo es en el sentido de que lo podamos
comprobar en el espacio y en el tiempo. Este acontecimiento, que es el centro
de la fe cristiana, tiene razón de ser únicamente si es visto desde el punto de
la fe, tal como lo hicieron los discípulos, quienes percibieron la presencia
del Señor, a través del asumir como propio el anuncio del Reino de Dios; es
decir, convirtiéndose en verdaderos testigos de la resurrección.
(Koinonía)
miércoles, 11 de abril de 2012
El RESUCITADO NOS DEVUELVELA ILUSIÓN
“Él Evangelio de Hoy”: Lucas 24,13-35
Lectura del santo
evangelio según san Lucas
Dos discípulos de
Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea
llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo
que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se
acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de
reconocerlo.
Él les dijo:
"¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos
se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
"¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado
allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron:
"Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras,
ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y
nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros
esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos
días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo,
e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les
habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo
vieron."
Entonces Jesús les
dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los
profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su
gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les
explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde
iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró
para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
"¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos
explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a
Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban
diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a
Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan.
Reflexión
El relato de los discípulos de Emaús nos describe la experiencia vivida por dos seguidores de Jesús mientras caminan desde Jerusalén hacia la pequeña aldea de Emaús, a ocho kilómetros de distancia de la capital. El narrador lo hace con tal maestría que nos ayuda a reavivar también hoy nuestra fe en Cristo resucitado.
Reflexión
El relato de los discípulos de Emaús nos describe la experiencia vivida por dos seguidores de Jesús mientras caminan desde Jerusalén hacia la pequeña aldea de Emaús, a ocho kilómetros de distancia de la capital. El narrador lo hace con tal maestría que nos ayuda a reavivar también hoy nuestra fe en Cristo resucitado.
Dos
discípulos de Jesús se alejan de Jerusalén abandonando el grupo de seguidores
que se ha ido formando en torno a él. Muerto Jesús, el grupo se va deshaciendo.
Sin él, no tiene sentido seguir reunidos. El sueño se ha desvanecido. Al morir
Jesús, muere también la esperanza que había despertado en sus corazones. ¿No
está sucediendo algo de esto en nuestras comunidades? ¿No estamos dejando morir
la fe en Jesús?
Sin
embargo, estos discípulos siguen hablando de Jesús. No lo pueden olvidar.
Comentan lo sucedido. Tratan de buscarle algún sentido a lo que han vivido
junto a él. «Mientras conversan, Jesús se acerca y se pone a caminar con
ellos». Es el primer gesto del Resucitado. Los discípulos no son capaces
de reconocerlo, pero Jesús ya está presente caminando junto a ellos, ¿No camina
hoy Jesús veladamente junto a tantos creyentes que abandonan la Iglesia pero lo
siguen recordando?
La
intención del narrador es clara: Jesús se acerca cuando los discípulos lo
recuerdan y hablan de él. Se hace presente allí donde se comenta su evangelio,
donde hay interés por su mensaje, donde se conversa sobre su estilo de vida y
su proyecto. ¿No está Jesús tan ausente entre nosotros porque hablamos poco de
él?
Jesús
está interesado en conversar con ellos: «¿Qué conversación es ésa que
traéis mientras vais de camino?» No se impone revelándoles su identidad.
Les pide que sigan contando su experiencia. Conversando con él, irán
descubriendo su ceguera. Se les abrirán los ojos cuando, guiados por su
palabra, hagan un recorrido interior. Es así. Si en la Iglesia hablamos más de
Jesús y conversamos más con él, nuestra fe revivirá.
Los
discípulos le hablan de sus expectativas y decepciones; Jesús les ayuda a
ahondar en la identidad del Mesías crucificado. El corazón de los discípulos
comienza a arder; sienten necesidad de que aquel “desconocido” se quede con
ellos. Al celebrar la cena eucarística, se les abren los ojos y lo reconocen:
¡Jesús está con ellos!
Los
cristianos hemos de recordar más a Jesús: citar sus palabras, comentar su
estilo de vida, ahondar en su proyecto. Hemos de abrir más los ojos de nuestra
fe y descubrirlo lleno de vida en nuestras eucaristías. José Antonio Pagola.
martes, 10 de abril de 2012
LA FE EN EL RESUCITADO
“El Evangelio de Hoy”: Juan
20,11-18
Lectura del santo evangelio según
san Juan:
En aquel tiempo, fuera, junto al
sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio
dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies,
donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por
qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y
no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de
pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?,
¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
"Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo
recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice:
"¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice:
"Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y
diles: "Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de
ustedes."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He
visto al Señor y ha dicho esto." Palabra del Señor.
Reflexión.
El evangelio de hoy nos invita a
relacionarnos con Jesús de una manera nueva y más profunda. Ya no entra en
nuestra relación, ni lo físico, el cuerpo, ni los lugares geográficos. Para
seguir en relación con Jesús tenemos que tener presente en nuestra vida y
memoria, l vivencia experimentada con Jesús. Sus palabras, sus gestos, su
manera de ser y la fe en lo que nos ha enseñado.
Jesús no está muerto como piensa
María Magdalena. El está vivo y en medio de sus discípulos y discípulas. Las
apariciones del resucitado a sus discípulos muestra la nueva manera de
relacionarse con él. Jesús sigue con los suyos y ellos deben seguir con Jesús,
unidos por la misión de descubrir a Dios presente en su pueblo. Vivir
permanentemente unidos por el Espíritu del Resucitado nos ayudará a realizar
nuestra misión de seguidores de Jesús sin que él esté físicamente con nosotros.
Sigamos disfrutando de este tiempo pascual que nos trae los textos más
dinámicos de nuestra Sagrada Escritura mostrándonos vida y cercanía.
lunes, 9 de abril de 2012
VIVIR NUESTRA REALIDAD CON LA FUERZA DEL RESUCITADO
“El Evangelio de Hoy”: Mateo 28,8-15
Lectura del santo evangelio según san
Mateo:
En aquel tiempo, las mujeres se
marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría,
corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al
encuentro y les dijo: "Alégrense." Ellas se acercaron, se postraron
ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengan miedo: vayan a
comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino,
algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes
todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y
dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Digan que sus
discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían Y si
esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y les sacaremos de
apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y
esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Reflexión.
Galilea no es solamente un lugar
geográfico, es un lugar teológico… tiene un significado especial en el lenguaje
evangélico. Es el entorno en que Jesús se movió con sus discípulos y discípulas…
La zona más alejada del poder económico, social, político y religioso. La
provincia más pobre y olvidada.
Fue allí que Jesús compartió su vida
diaria mostrando el rostro de Dios y ahora para verlo, para encontrarlo junto a
su proyecto de salvación, de Reino de Dios hay que ir allí. A los pobres, a los
marginados, a los olvidados, a los esclavizados por los poderes de este mundo.
Hay que hacerlo como lo hizo Jesús, yendo y viniendo, no instalados sino en
movimiento, no desde escritorios sino desde las calles, callejones, caminos…
lugares de culto y lugares informales; desde lo oficial y lo espontaneo.
Dejemos que el Espíritu del Resucitado
nos desestabilice, no tengamos miedo, observemos a los discípulos y discípulas
de Jesús que salieron huyendo y negando, llenos de miedo y sin esperanza… Jesús
le hizo recordar lo que le había dicho,
les mostró su actualidad y esto les devolvió la dignidad que el miedo le había
robado, las fuerzas que habían desperdiciado. Se redispusieron a a seguir
adelante con la fuerza del resucitado.
Nosotros estamos en camino… no vayamos
solos o solas, dejémonos acompañar y fortalecer por Jesús resucitado y todo
será más seguro y gozoso. Feliz pascua
de de Resurrección para todos y todas. Un abrazo fraterno… aleluya, aleluya.
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